Uno de los atractivos principales para ingresar a esta cueva, son las pinturas rupestres que se encuentran en su interior, el ingreso no es nada fácil por lo que su visita es recomendada solo para los aventureros extremos.
Hay dos formas de ingresar, el primero es bajar 80 metros con rapel (colgado de una cuerda con equipo especial), pero si las personas piensan que es demasiado arriesgado, deberán bajar por una escalera fabricada de palos, esto deberá ser con mucho cuidado pues el descenso es casi vertical y si está húmedo existe el riesgo de resbalar.
La aventura no acaba allí, pues para ingresar a la cueva, los visitantes no deberán estar pasados de peso pues deberán de pasar dos entradas bastante reducidas, y deberán arrastrarse metiendo primero un brazo y luego contorsionarse para poder avanzar, ya en el segundo túnel se deberá hacer lo mismo pero con el mas sumo cuidado pues del otro lado se encontrará una especie de banqueta en la que se deberá quedarse pues en seguida hay un abismo del que se desconoce su profundidad.
En ese lugar precisamente están las pinturas rupestres que representan dos micos y un jaguar.
Después de haber vivido esta aventura, de retorno podrán disfrutar de un refrescante baño en el río San Simón.
El descenso a la cueva en rapel es de 80 metros. La adrenalina correrá por el cuerpo de los visitantes.
la aventura sigue pues se tendrá que pasar dos entradas bastante reducidas; para los claustrofóbicos será imposible ingresarvarias. El guía sonrrie pues las personas siempre le piden una foto en el famoso hoyo.
En el costado izquierdo de la fotografía se puede observar una mancha de lodo realizada por turistas que ingresaron a la cueva sin autorización de los comunitariso encargados de la cueva.
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