
El Cristo Negro de Esquipulas, venerado por más de 400 años. Se dice que el color oscuro de la imagen es el resultado del humo de millones de veladoras y candelas que se han quemado durante los 400 años.





Algo de la historia del Cristo de Esquipulas.
Según cuenta la historia En 1595, a pedido de los pobladores de Esquipulas, el joven de nombre Quirio Cataño, esculpió la imagen de Cristo crucificado. Los pobladores querían una imagen de color oscuro, semejante al color de su piel, pero como no existe madera tan oscura, aceptaron la que el joven Cataño les entregó, fue colocada en una especie de rancho, mientras terminaban el Santuario en el centro de Esquipulas, su celebración quedó fijada para el día 15 de enero y hoy 415 años más tarde la fe sigue al Cristo Negro de Esquipulas.
Según cuenta la historia En 1595, a pedido de los pobladores de Esquipulas, el joven de nombre Quirio Cataño, esculpió la imagen de Cristo crucificado. Los pobladores querían una imagen de color oscuro, semejante al color de su piel, pero como no existe madera tan oscura, aceptaron la que el joven Cataño les entregó, fue colocada en una especie de rancho, mientras terminaban el Santuario en el centro de Esquipulas, su celebración quedó fijada para el día 15 de enero y hoy 415 años más tarde la fe sigue al Cristo Negro de Esquipulas.
La visita de Juan Pablo II , al entonces Sanuario.
El Santo Padre Juan Pablo II visitó Guatemala el 6 de febrero de 1996 a para celebrar los 400 años de haber sido esculpida la Imagen del Señor de Esquipulas. En esa ocasión designó al Santuario como Basílica. Pará mí fue un día bendecido pues tuve la oportunidad de conocer personalmente al Papa y poderlo fotografiar. En sus varias visitas a Guatemala le robó el corazón a miles de guatemaltecos quienes derramaron lagrimas al verlo pasar en su papamóvil.
El Santo Padre Juan Pablo II visitó Guatemala el 6 de febrero de 1996 a para celebrar los 400 años de haber sido esculpida la Imagen del Señor de Esquipulas. En esa ocasión designó al Santuario como Basílica. Pará mí fue un día bendecido pues tuve la oportunidad de conocer personalmente al Papa y poderlo fotografiar. En sus varias visitas a Guatemala le robó el corazón a miles de guatemaltecos quienes derramaron lagrimas al verlo pasar en su papamóvil.